En la costa argentina, dentro de los paisajes de Villa Robles, se alza El Granero, una obra que redefine el concepto de lujo. No se trata de ostentación, sino de la experiencia de habitar el bosque, de convivir con la calma de los pinos y el murmullo del viento entre sus ramas.

La arquitectura y la decoración dialogan de manera escenográfica: cada detalle tiene personalidad propia. Canoas convertidas en artefactos lumínicos iluminan los espacios, los ventanales dejan de ser simples aberturas para transformarse en escenarios que enmarcan la naturaleza, y las texturas, desde las maderas hasta los ladrillos, hablan de un proceso cuidadosamente pensado, una verdadera lección para quienes buscan aprender a construir con conciencia.

Lo más asombroso es que para levantar este refugio apenas fue necesario retirar un solo árbol. El Granero es así un testimonio de respeto, diseño y filosofía: el lujo de volver a lo esencial, de habitar el bosque sin domesticarlo, de encontrar en la sencillez un espacio infinito.